viernes, 7 de marzo de 2014

Dibujos


Pueden llamarme capitalista, consumista y hasta plástico; pero en estos tiempos, como estudiante y blogger andar sin computador no es fácil, simplemente no lo es.

Y le echo la culpa a mi carencia de medios para publicación por no escribir tanto como debería, sin embargo; mi vida en redes sociales y trabajos para la universidad no se ha visto mermada por lo que podemos concluir que no es más que una excusa.  En estos días parece costumbre que todo el mundo se vaya, menos yo; al parecer. Todos parecen muy adultos, muy ocupados, corren de un lado para otro mientras yo los miro sentado desde la banca del parque donde, en el cuaderno que debería ser para la clase de historia, dibujo mis propias historias. Nunca me he considerado buen dibujante, pero últimamente no hayo otra manera para entretenerme, todo me parece extremadamente aburrido, el cielo es gris, las clases son planas, los demás siempre están corriendo y las miradas fugitivas que puedo lanzar a la realidad no son correspondidas.

A veces me pregunto si en realidad estoy aquí, y va más allá de hacer algo por mi vida o el mundo; pues creo que ese es el problema, todo está muy tranquilo. Como cuando el mar se retira antes del tsunami, no hay ruido, no hay tormenta, no hay mar. Solo yo, de pie frente a la inmensidad de la nada esperando poder sentir así sea solo el sacudón del agua, esos milisegundos de paz justo antes de empezar a ahogarme.

 Y entonces despierto y me doy cuenta de que aún me quedan unas horas antes de levantarme, doy media vuelta y miro la ventana tratando de ver estrellas, aviones o ¿Por qué no? Un cometa. Pero simplemente no hay nada, el brillo de las ciudades opaca al de la naturaleza, pero no porque sean más bellas (pues cada una tiene un atractivo especial) sino porque el smog nos llegó hasta los pulmones y nos inundó el corazón y la vista, de tal forma para que todo  nuestro alrededor sea gris y cada vez más lento, porque la tecnología puede avanzar, para el reloj siempre vamos tarde y ni siquiera amar es suficiente. Pero la vida es lenta, es solo ese corto espacio que retratamos en fotografías, historias o canciones porque el resto es trabajo, estudio o ´estrés´.

Pero yo sigo sentado en la banca del parque, y todos corren. Todos me dejan porque tienen sus vidas, tiene que ´progresar´ y yo soy el único que aparentemente no lo hace, vuelven con sus novias, con sus esposos, tienen carreras, tienen preocupaciones, hipotecas, tienen vidas.

Y yo estoy aquí, escribiendo de como todo a mi alrededor pierde color mientras escojo si las flores del paisaje de mi cuaderno van de rojo o de violeta. Porque un paisaje así no lo he visto nunca, pero eso es lo que dibujan en las historias, ¿no? Tal vez, eso es lo que me falta, otra rutina, porque la que tengo es muy tranquila, en exceso perjudicial, muy yo. ¿Necesito alguien a quien dibujar? O mejor aún, a quien regalarle mis dibujos como lo hacía contigo.

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Esta definitivamente me pasa a mi...

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