jueves, 30 de mayo de 2013

Explotar


 
Cuando era más joven perdí mucho tiempo odiándome, odiando lo que me rodeaba, odiando a mis amigos, a mis padres y a mí mismo. Creo que se mesclaba la típica pataleta adolecente con todos mis demonios, pero aún así los días pasaban, las hojas caían y las cosas no cambiaban. No obtener todo lo que quieres es difícil, el lio es que yo lo tenía todo.  ¿Lo tenía todo? Sí, lo que yo quisiera, o al menos eso decían mis padres –mis padres son geniales-…

 Admiro a las personas a las que no les importa lo que sucede a su alrededor, o por lo menos que saben aparentarlo. Pero yo nunca lo he podido hacer, cuando algo afecta a las personas de mi entorno, a las que me importan, o a mí mismo; tengo la necesidad, tal vez no de cobrar venganza –no me gusta esa palabra- pero si de defenderlos o defenderme. Y a lo largo de mi vida, de mis más grandes problemas han sido precisamente esos, cazar peleas idealistas; para las cuales en el fondo sé que no ganaré.  

Antes no actuaba nunca de inmediato, es mas creo que muchas veces no actuaba, pero todos tenemos un límite, y no es saludable guardar todas esas cosas, creo que ese fue uno de los fines de crear este blog; poderme liberar de manera saludable de las cosas que pensaba o quería expresar. Y, debo aceptarlo ha ayudado bastante; y si pudiera regresar en el tiempo, lo haría para una sola cosa… visitar al pequeño, inseguro y triste yo, y decirle que todo estará bien; que tendrá amigos geniales, que estudiará algo que le gustará, que se acostará todas las noches agradeciendo cada minuto del día… que será feliz.

Y me prometí a mi mismo que no dejaría que nadie, nunca de nuevo pensará que podría pasar sobre mí, que sería fuerte y determinado. Terminé desarrollando un extraño y negro sentido del humor que me protegería de alguna manera de los demás y a él yo inseguro, cambié mi forma de vestir, de actuar y de pensar. Encerré a ese triste yo en lo más profundo de los trastes… Pero a veces, cada tanto; alguien logra tocarlo, logra herir a ese niño tímido e inocente, y es cuando exploto. Suelo ser metódico y muy cuadriculado con todo, pero cometo errores enormes cuando en serio estoy molesto.

A veces todos necesitamos explotar, y en estos días; pensaba en cuan tonta es la gente que explota sin pensar en las consecuencias. Y fue necesaria una especie de lección divina que me recordara que todos tenemos un punto débil. Aún así los días pasan, las hojas caen y las cosas no cambian tan fácilmente.

domingo, 19 de mayo de 2013

No me gusta estar triste


 
No me gusta estar triste. Sin embargo debo reconocer que extrañamente fluyen más cosas por mi mente, no sé, siento que lo que escribo suena menos estúpido. Porque como dijo alguna vez Molano “las cosas se ven más hermosas cuando estas triste”,  es cierto, al principio no podía entender como era eso posible, pero creo que no es de entender, es de sentir. De ver al cielo y, aunque no hayan estrellas, pensar que puedes volar entre las nubes, solo para escapar de eso que te persigue…

Es solo que, ¿qué pasa cuando lo que te persigue es tu mismo? ¿Nunca has sentido que nada es real? Aún mientras te escribo siento que en algún momento despertaré, que me acostaré a dormir en un rato y lo único real es lo que hay en mi cabeza. Lo que es curioso porque todos dirán que eso es lo menos real. Es un juego con mascaras, estratégicamente organizadas para no dejar mi rostro al descubierto, no es que mienta, es que cada una de ellas es tan real que lo que no sé es quién soy yo.

¿Qué quien soy yo? Pues quien te escribe…

Lo más extraño de todo es que a mi alrededor todos me conocen, de alguna manera viven conmigo, pero yo no los conozco, ni siento que comparta nada con ellos. Ocultarlo es cada vez más difícil, y a veces pienso en gritar y otras en correr, pero si grito incomodo a los demás y tendré problemas y si corro es probable que me pierda. Lo curioso de todo, es que de vez en cuando siento ganas de llorar, pero no salen lágrimas de mis ojos; creo que lloré tanto que me prometí a mi mismo jamás volverlo a hacer y se cumplió. Ya no lloró, no por lo menos sobre mis mejillas.

Es interesante ver como solo una sola cosa puede sacarte de lugar, no me gusta estar triste pero las cosas tristes son las más bellas,  como una obra de bach o el invierno de Vivaldi, el canon en D mayor de Pachelbel. O es como ese cuadro de Renoir, el de dos muchachas que leen en un jardín, cuando lo vi me pareció que no tenía nada de misterioso, pero luego me di cuenta que era real, incluso mas que yo, porque yo solo paso y voy de un lado a otro sin saber qué hacer, pero ese cuadro si existe, si es real porque todos lo ven y hablan de lo hermoso que es; y me puse a pensar en que leerían, o si incluso les gustaba lo que leían, me gustó la idea de leer bajo un árbol, no lo hago desde que estaba en el colegio y entonces me recordó esa época, y de cuando yo leía bajo los árboles y también estaba triste, y me pregunte si también leían bajo los árboles cuando tenían problemas o se ponían a pensar demasiado. Pero Luego pensé en lo estúpido que era, ¿Cómo iba a estar tristes ellas? Si cuando yo leía bajo los árboles estaba solo, porque cuando estas triste no quieres a nadie cerca, y ellas están juntas; entonces repasé en lo hermoso que sería leer bajo un árbol con ese alguien especial, y tal vez, solo tal vez estas niñas no estén tristes como yo, sino muy felices porque están juntas y por eso se ven tranquilas y llenas de color.

 Sin embargo no me gusta estar triste.

Esta definitivamente me pasa a mi...

Esta definitivamente me pasa a mi...