Mi mamá siempre me dice que soy
un campeón, que sé cómo hacer las cosas y que todo saldrá bien, en estos
momentos no me siento un campeón, no sé qué hacer y estoy seguro de que el
mundo seguirá girando sin que necesariamente este conspire a mi favor.
Es curioso como las personas
evitan hablar de la muerte y toman unas reacciones impostadas y falsas cuando
les mencionas el tema. Como si ellos no se fueran a morir, o incluso; la
incesante hipocresía humana no nos llevara a hacer como que nos sentimos mal
cuando alguien a quien no conocimos o ni nos importaba muere. Por eso pienso que el funeral perfecto ha de
ser una fiesta, de esa manera por lo menos habría un recuerdo alegre de la
persona si es que en vida no lo hubo.
Volvieron mis dolores de cabeza, a veces tengo
que cerrar un ojo como para esperar a que bajen un poco. Tengo sueño todo el
tiempo y no quiero hacer nada. Lamento que este espacio sea una especie de muro
de los lamentos, pero de alguna manera es la única forma que tengo de volar.
Es todo y no es nada, ya no hay
estrellas que contar en el cielo, ahora simplemente se existe sin vivir o
incluso se vive sin pensar. Es peligroso pensar, creo que lo hago demasiado y por
eso me siento atrapado; tal vez si no pensara en las cuotas, en la casa, en mi
mamá, en la universidad, en las deudas, en los demás, en mí… en ti. Sería una
locura, ¿no? “¡Pero qué desconsiderado, no piensa en nadie más que en él!”, diría
la gente (que iluso, eso dicen incluso en este momento), la gente dice muchas
cosas, algunas ciertas y otras falsas, unas agrandadas y otras inventadas; Incluso
de mí, que no soy nadie ni hago nada, que solo paso junto a ellos por la calle.
Si por mi fuera me quedaría sentado en algún lugar, solo observando, pudiéndome
imaginar las miles de historias que podrían contar cada una de las personas a
las que no veo por estar en mis cosas.
Si te detienes un momento y miras
al cielo solo encontrarás cables de energía entrelazados y atados a grises
postes; nadie puede volar con esa cantidad de redes. Creo que ese fue mi
problema, estoy atado, boca abajo y colgando de algún cordón de esos. Puede ser
una jaula tan enorme que cubre todo tu mundo, pero a la vez tan pequeña que
atraviesa cada emoción, sentimiento y pensamiento.
Incluso aquí, pienso demasiado en lo que publicaré, no sé quien lo vea o quien
no lo vea, por eso las entradas son como mensajes en botellas lanzadas al mar,
con la única esperanza de que lleguen a quien deben llegar… Es como si fueras
tranquilamente por el campo y una pequeña espina de alguna rosa se hubiera
atorado en tu suéter, luego de intentar separarlos sin dañar ni la rosa ni el suéter,
la enredadera empieza a crecer alrededor tuyo…
Creo que en mi caso, he dejado
que ese muro de espinas me consuma casi en totalidad, igual no estoy seguro de
querer salir… son cientos de imágenes que
pasan a mil por hora en mi cabeza, poco a poco me van arrinconando en mi habitación,
es no poder hablar, no poder escribir, no poder gritar; es temor, es ansiedad,
es tristeza, de nuevo es todo y no es nada. Estoy atado, encarcelado y enredado.
Lo más probable es que algún día cuando
muera; el camión de la basura pase a la misma hora a la que ha pasado siempre,
el rocío del pasto huela igual de fresco y al medio día las ciudades sigan siendo
un caos, y no quiero que haya drama y llanto (si es que alguien lloraría por mí).
Mi única preocupación es si escribí todo
lo que tenía que escribir y callé todo lo que tenía que callar.
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