domingo, 29 de septiembre de 2013

Conversaciones


 

El sábado del mes que pasó, se encontraron Lina y María al medio día frente al museo nacional, caminaron por el centro hasta llegar a “las aguas” subir casi hasta la universidad de los andes y encontrar un lugar oscuro, un lugar tan abyecto, quizás; como las almas de estas dos señoritas, donde estas amigas de toda la vida, confidentes y amantes no sentían el veneno de las miradas del resto de la sociedad.

Por otro lado, Santiago y Anna se encontraron un par de horas más tarde, en el mismo punto, en la misma banca en diagonal al museo que fue testigo de un encuentro similar hacia solo un rato, tal vez con personas distintas, pero con una mirada particular; en las cuatro personas que ese frio día capitalino vería se encontraban las mismas pasiones, esperanzas y anhelos. Caminaron por la séptima hasta el museo nacional, donde; a la vista de todos caminaban tomados de la mano, finalmente conociéndose en persona…

Hay sitios de Bogotá que saben más que los libros de historia, tienen más retratos que los diarios matutinos  y  conservan esa esencia mágica que solo los muros antiguos, las calles desgastadas y los rostros arrugados pueden contar.

(…)


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Esta definitivamente me pasa a mi...

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