José Ortega y Gasset dijo alguna
vez “yo soy yo y mis circunstancias, para salvarme yo tengo que salvarlas a
ellas” y pienso precisamente que no importa ni siquiera si puedes o no, salvar
esos hechos de la vida, no importa si salió bien o mal, como estaba planeado o
no, lo que realmente importa es que se vivan y queden ahí, como sobre una mesa
de noche; donde al dormir cada ocaso uno se gira y ve cada una de las historias
que creó y de las que se hizo parte y lentamente quedar sumido en un sueño
eterno…
Como he contado en entradas
anteriores comencé a escribir de manera muy ´a escondidas´ podríamos llamarlo,
no sé porque pero al comienzo era como… algo muy mío de lo que en secreto me sentía
orgulloso, aún nadie ha leído aquel pequeño libro blanco hecho a mano pero ayudaba
a sacar todas esas cosas que quería gritar pero que de alguna manera sentía que
debía callar. El otro día hablábamos con Chris de qué se considera una buena o
una mala entrada (no le gustó la ultima que publique) y llegamos a una extraña conclusión;
pues como parámetro básico para escribir, componer, o crear algo tiene que
estar lleno de pasión, de energía, de sentimientos. También llegamos al punto
de decir que la emoción más fuerte, la más cargada; es la tristeza. Entonces, en
síntesis; que para crear algo bonito había que estar triste.
Y pienso que comparto hasta
cierto punto dicha tesis a la que llegamos; pues, incluso aquí en el blog, de
las entradas que mas visitas tienen son las que guardan ese tono vago,
somnoliento y muy sensible que tomo cuando me dan mis delirios (risas). Pero personalmente
me siento más cómodo leyendo tiempo después
de haberlos escrito, esos post en los que se pierde ´la moral y las buenas
costumbres´. Es incluso interesante ver como se puede pasar de una historia
romanticona e idílica a una sátira soez y descarada. Entonces llegue a una conclusión
con la que me sentía más cómodo, y era que si quería escribir y sentirme
orgulloso de lo que está plasmado en sus pantallas o bien en unas hojas; tenía
que aprovechar cada momento, tratar de guardar la esencia propia del suceso en
el que estamos felices, pero también del segundo en el que todo parece gris y
se apaga lentamente. Y luego, cuando
tenga de nuevo mi pequeño libro blanco hecho a mano; ir recopilando no solo
palabras e ideas, sino imágenes, dibujos y aventuras; que, solo tal vez el día
de mañana me siente a escribir para hilar una historia.
Y esta es una invitación a
escribir, a gritar en las hojas o en las páginas de internet, porque todos
tenemos algo que decir, pero también necesitamos ese algo que esperamos leer. No
todos somos escuchados por quienes queremos que nos escuchen. Pero a lo mejor
haya una persona al otro lado del mundo, en otro país, en otra ciudad o incluso
junto a nosotros a quien le gusta leernos e imaginar cómo será a vida del
escritor, del poeta o incluso hasta del blogger… puede ser que uno tenga amigos
a quienes aun no conoce, pero eso no importa, porque no hay nada más personal
que la literatura, que por mas fantástica que sea guarda el alma del escritor.
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