Es difícil...
Nunca antes me imagine el motivo que me haría empezar a
escribir esto…
Pero aquí estoy, a la madrugada de un 25 de enero, mirando
al cielo sin estrellas, deseando poder ser tan minúsculo como un diente de león
para volar llevado por la brisa y terminar cada verano en un jardín diferente.
Es difícil decir adiós, por eso siempre evito hacerlo, por
eso evité hacerlo todo este tiempo. Siempre sentí que te ibas del pueblo a la
ciudad, que serias exitosa y feliz; muy feliz lejos de aquí. Y mírate, lo estás
haciendo y me siento muy orgulloso por eso. ¿Qué como estoy yo?, yo estoy
feliz, yo estoy triste, yo estoy igual; las cosas no cambian mucho en esta
pequeña ciudad que dejaste atrás. Todo paso tan rápido… un día caminábamos por
la calle mientras me tomabas del brazo, y ahora recibo tus cartas contándome lo
feliz que estas. Y eso es difícil…
No te culpo por dejar atrás lo que dejaste, incluso creo que
yo habría hecho lo mismo, te mereces una nueva vida, te mereces ser feliz. Pero
es difícil para quienes dejaste atrás contemplar como subes cual espuma,
mientras que yo me dejo llevar por el rio.
Me quede aquí con los problemas, con unos zapatos viejos y una foto nuestra,
sin estrellas, ni cartas y sin ti. Ahora tengo que salir y sonreír, porque el
show sigue, y mis líneas no han acabado, porque a este payaso no le salen más
que los viejos chistes del solitario corazón.
Dedico mis plegarias todos los días a tus santos, para que
seas feliz, para que estés bien y sobre todo para nunca tengas que decir… es
difícil.
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