Escribo pura mierda.
Creo que siempre lo he sabido,
pero solo ahora tengo el valor de gritarlo (aunque sea por acá). Hay que estar consciente
de el enorme ego que nos caracteriza a las personas que compartimos nuestra
forma de ver el mundo con los demás (pintores, compositores o escritores, entre muchísimos otras formas),
creemos poder definirlo todo y peor aún, creemos poder contarlo todo. No sé qué
pasa en estos tiempos, es como si todos nos creyéramos tan superiores que pretendemos
poder colocarnos como ejemplo; ser un original para una copia. El arte debe
revelarse y ocultar al artista, no lo contrario; incluso es algo que no he
podido aplicar.
Hasta en el amor; lo vivimos
como creemos (nos dicen) que se debe vivir, todo no es más que una serie practicas
estereotipadas que se han vuelto costumbre con fuerza de ley; que primero las
citas que han de ser en no sé qué parte, que ha ser de tal manera, que debe ser para siempre…
(Siempre, siempre… siempre. Me jode esa palabra) Y es que no todas las
historias de amor son novelas épicas, algunas son historias cortas, cargadas de
la misma pasión y romanticismo. Al carajo todas estas reglas, ¿qué hay de los
amores extraños?, ¿de los amores clandestinos?, ¿de los amores prohibidos?, de
los amores únicos… de los amores verdaderos.
Siempre se está corriendo de un
lado para otro, no hay pausas ni para eso, ni para amar; además nadie te
enseña. Vi 10 años de ética y religión en el colegio en los que solo me ponían a
repetir “los valores”, en ese espacio podrían
haber puesto materias como Amor propio, Amor I, Como Amar y Amor II además de
quienes necesitamos electivas de Amor propio II, III y hasta IV. Porque no te
lo enseñan antes y sales aprendiendo lo que la televisión te dice, tus padres
te dicen y tus amigos te dicen, ¿Qué pasa? Que conoces a alguien, te gusta,
pero resulta que “alguien” nunca gustó de ti. Entonces vas por la vida,
traumatizado, deprimido, pesimista y escribiendo malas entradas en un blog, esperando
algún milagro reanimador que te haga escribir cosas alegres, susceptibles de
enmarcar para así volverte millonario y vomitar arcoíris por el resto de tu
existencia.
Este es una llamado a una reforma
útil de la educación en la cual dejemos de enseñar “las grandes guerras del
siglo XX” para enseñar “los grandes amores del siglo XX”, vamos; que somos lo
que leemos. Todo es cuestión de estética, nada de pecados, nada de moral, nada
de modas ni de tendencias. Hay que vivir para ser estéticos, para ser una obra
de arte. Porque vivir para no ser inmorales o pecadores es aburrido. Hagamos de
nuestras vidas obras de arte, o no tendremos nada que contarles a nuestros nietos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario