domingo, 7 de septiembre de 2014

¿Diario de una muerte anunciada?

“Hoy espero lean las palabras de un muerto que siempre estuvo muerto, que caminando al lado de hombres y mujeres imbéciles que aparentaban vitalidad, deseaba suicidarse, me lamento de no haber leído tantos libros como hubiese deseado, de no haber escuchado tanta música como otros y otras, de no haber observado tantas pinturas, fotografías, dibujos, ilustraciones y trazos como hubiese querido, pero supongo que ya puedo observar a la infinita nada” Sergio Urrego


El 4 de de agosto fue un lunes como cualquier otro para mí, un aburrido comienzo de semana para los millones de personas que poblamos como cáncer este planeta al que llamamos hogar, hogar en el cual habitan nuestros seres queridos, nuestras metas y esperanzas; nuestros demonios y enemigos, incluso un lunes cualquiera para los policías, paramédicos y bomberos que recogieron el cuerpo de Segio de la acera contra la que se lanzó desde el tercer piso de un centro comercial; pero si de algo estoy seguro es que no fue un día como cualquier otro para él, y aunque publicó “Goodbye cruel world” de Pink Floyd en su muro de facebook, estoy seguro que nadie, si sus más allegados amigos se imaginaron el fin que le daría a todo.

Hoy estuve en la terraza de Titan plaza, el centro comercial en el que Sergio decidió terminar con su vida, la gente reía y charlaba como si nada nunca hubiera pasado, claro; ha pasado ya mas de un mes; pero no pude evitar pensar que esto era lo último que Sergio había visto, se ve casi toda Bogotá, el viento te pega en la cara y las barandas son altas, imaginé que debió planearlo muy bien, dejó cartas a su familia y amigos despidiéndose, y; de dudar o demorarse demasiado seguramente seguridad lo habría interceptado, intenté pensar en lo que habría pensado él en ese momento y no encontré motivos suficientes para siquiera imaginar recrear su último acto político. Porque si, eso fue, su mayor y más significativo acto de protesta, uno tan puro y poderoso que lo hizo famoso, conocido e icónico. Es solo que estoy seguro que él no quería nada de eso... y lo único que se me viene a la mente es la frase que un profesor dijo hace unos días “has lo que de verdad mueva tu alma”, y, a lo mejor eso era ya lo último que podría hacer que el alma de Sergio se sacudiera lo suficiente.

En mi vida no mucho ha cambiado, Sara no va a volver, y no sé porque lo escribo, tal vez sea porque verlo escrito es la única forma de que para mí sea real, también he creado un grupo de estudiantes o algo así, espero salgan muchas cosas buenas de ahí. Y es curioso que no escriba durante mucho tiempo y decida hacerlo la noche que más melancólico me siento. Y tengo que ser sincero y decir que una de las cosas que pensé mientras estaba en la terraza del centro comercial fue: ”porque él y no yo”,  porque si para estas alturas no sabes de quien estoy hablando basta con buscar su nombre en internet, lo que me importa a mí es que pudo ser cualquiera, pudo ser mi mejor amiga, el profesor al que admiro, el chico que me cae mal, ese amor de un tiempo atrás o yo mismo. Es solo que él se nos adelantó a todos nosotros, él supo, como, por fin, hacer escuchar su voz.

Lo cierto es que no conocí a Sergio, así como es probable que no te conozca realmente a ti si estas leyendo esto. Sin embargo no puedo evitar sentir que pude ser yo quien agonizó 5 horas en un hospital. Todo a cuenta del odio, porque puede que en este mundo no haya comida, agua o petroleo, pero odio... eso es lo que abunda, en cada esquina, en cada palabra del desconocido que te ve pasando la calle, del señor que recibe tu dinero en el bus camino a la universidad, del profesor que humilla a sus estudiantes, de la sonrisa falsa de tu compañera de clase... de tu padre cada vez que te dirige la palabra. Y no es difícil imaginar motivos dignos de periódicos amarillistas que sustenten el querer mandarse de una terraza; basta con una racha de mala suerte para creer que todo está perdido, que no hay nada por lo que vivir;  sin embargo Sergio fue más allá, él, el ateo, el anarquista, el homosexual. La voz que fue callada a las malas por una “educadora”, alguien, que no merece más que estar en la cárcel, no como responsable de la muerte de Sergio, pues él fue quien escogió dejar de luchar; sino por quitarles la esperanza, las metas y las armas de vida a los cientos de miles de chicos a los que dice “educar”.
No conocí a Sergio pero me habría encantado charlar con él, a lo mejor discutiríamos porque yo no soy ni tan ateo, ni tan anarquista ni tan poderoso como lo fue el. Es solo que no puedo con la idea en mi cabeza que de ser su amigo no se habria sentido tan solo como para hacer lo que hizo.

“Elige la vida, un empleo. Elige una carrera, una familia, una TV inmensa. Elige lavarropas, autos, CD y abrelatas eléctricos. Elige la buena salud y el colesterol bajo. Elige las hipotecas a plazo fijo. Elige una primera casa. Elige a tus amigos. Elige la ropa informal. Elige un traje de 3 piezas comprado en cuotas y pregúntate quien mierda eres un domingo temprano. Elige sentarte en el sofá o mirar programas estupidizantes mientras comes comida chatarra. Elige pudrirte en un hogar miserable, siendo una vergüenza para los malcriados que has creado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida.
¿Por qué querría eso? Elijo no elegir la vida. Elijo otra cosa. ¿Las razones? No hay razones... “  Sergio Urrego

Un beso y un abrazo a sergio, a su familia y amigos, que sé que les sonríe desde donde quiera que esté.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. debe haber mas personas que se encuentran como lo estuvo Sergio,,, tal vez.........

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Esta definitivamente me pasa a mi...

Esta definitivamente me pasa a mi...